Ella

Entre el miércoles y el jueves aparece en mi cabeza una pregunta. ¿Quién es Dante Milano? Bueno, es italiano, eso seguro. Él es conservador, tiene miedo al cambio. Es conformista por naturaleza, y disfruta de las cosas más pequeñas. Dante en verdad no es un hombre. Él es ella pero ella cree que debe de ser él. Así ella vive encerrada y él es solo fachada. Dante sufre mucho, no entiende que puede ser ella. Quiere ser él y olvidarse del tema. Cuanto más hace por olvidarse de ella, más se olvida de él. No obstante, nunca se da cuenta de que ella no es él sin ella. Así que ella decide mirarse a un espejo y se asusta porque piensa que es él, aunque en verdad sigue siendo ella. Él no quiere ni parecerse a ella, pero ella quiere ser él. Lo fácil sería que él fuese ella y él no fuese él, así él sería ella y ella sería Dante. Pero Dante no sabe ser ella, ni siquiera lo intenta. Vive convencido de que tiene que ser él.

La luna

Llevo en la espalda un hierro pesado, clavado en mí hasta las entrañas más profundas. Es grueso como las nubes densas que cubren la luna en esta noche oscura.

A mi alrededor no veo nada más que manchas disformes, que no hacen otra cosa en mí que producir una gran confusión. Se mueven sin base a ninguna lógica, pero no saben quedarse quietas. Yo solo necesito ver la luna una última vez, como aquella vez que estuvimos en tu país creciente.

Pequeña reflexión decadente

El trap y la cultura urbana actual es una especie de movimiento dadaísta pop. El lema del dadaísmo decía: si todo es arte, nada es arte. La decadencia actual es fruto de la postmodernidad y el nihilismo estandarizado. Cuando todo el mundo ha dejado de creer en unas leyes comunes y en unos principios básicos, priman nuestras carencias. Fruto de ese culto a la carencia humana es la decadencia cultural actual. Somos conscientes de nuestros errores como humanos y como sociedad, y por ello los abrazamos. Es una especie de revolución conformista muy particular y única. La espiritualidad no vale nada, somos cosas y lo más importante es la imagen. Podemos ver esto en las artes de mayor exaltación histórica hacia el espíritu: la poesía y, por extensión, el cine. La decadencia en estas ha sido muy notable. La poesía vacía de sentimiento triunfa por cosas como el formato, la tipografía o la disposición de las letras en el papel. El continente pasa a tener un protagonismo superior frente al contenido.

Azar

El trilero me mostró las tres opciones: dos vasos rellenos de nada y uno con una pelota. Yo elegí el vaso con el premio. Al final, el vaso se quedó con la pelota y yo seguí con la nada.

Desayuno con prozac

Me gusta la sangre porque el rojo es su color. El rojo es el color del corazón. Un corazón humano bombea cinco litros de sangre cada minuto. Antes pensaba que mi corazón estaba muerto, pero solamente estaba dormido. Cuando levanto la vista puedo ver todo el rojo a mi alrededor. Me gusta vivir así.

El color de la muerte es el negro. El negro es la síntesis de todos los colores primarios. El negro es un color mucho más poderoso de lo que pensamos. Aún así, el negro casi nunca va solo. Por las calles podemos verlo junto al rojo.

Toda mi vida he visto lo mismo, siempre rojo y negro. Antes pensaba que era una putada, pero ahora veo que es parte elemental de la vida.

Una brisa

Paseando por el campo me encontré con una brisa que susurraba un cuento:

“Para llegar al cielo hay que cruzar una escalera de cuatro escalones. El primero de todos es simplemente un clamor, ecos del infierno en el que se retuercen tus enemigos. El segundo es la sangre, y resbala haciéndote caer contra el acero. El tercero es un espejo donde, mires por donde mires, no verás nada. El cuarto escalón es el vacío. Pises por donde lo pises no verás el cielo, y caerás de cabeza contra el infierno.”

Es por eso por lo que me quedo con mis campos. Prefiero caminar en llano, y pisar con firmeza la tierra.

Ese maldito tipo

Hay un tipo que se pasea todos los días por mi calle en la misma dirección. Al pasar por delante de mi casa se gira y me mira fijamente. Desde la calle no se ve el interior por los cristales, pero sé que él puede verme, incluso a través del ladrillo. Cada día noto su presencia, lleva pasándome desde algún tiempo. Un día traté de salir a la calle para vernos cara a cara, pero cuando abrí la puerta ya se había marchado.

Actualización: Me ha parecido verle en mi jardín hace nada. Espero que sea mi subconsciente. Volveré a mirar ahora mismo. Tiene el pelo cano y largo, pero es calvo por la parte de arriba. Sus ojos son grandes, pero más grandes aún son sus ojeras.

Actualización: Vuelvo a mirar por la ventana pero no me lo encuentro. Decido que ya es hora de dormir y me acuesto. Duermo bien, pero el hombre ha estado toda la noche mirándome, creo que en mi habitación. Puedo sentirlo. Por la mañana me levanto y camino confuso hasta el lavabo. Allí levanto la cabeza y me doy cuenta: el hombre me mira a los ojos al otro lado del espejo.

El Krerr

El Krerr es una bestia terrible de inocente aspecto. Su pelaje es suave como el algodon y blanco como el azúcar. Tiene los ojos grandes y mira muy fijamente.

Cuando miras por la ventana de tu habitación puedes verlo durante unos segundos. Si esto pasa de continuo se convierte en la señal de que estás a punto de ser atacado. Un dia mirarás por la ventana y entonces este estará mirándote fijamente. Si dejas de mirarlo desaparecerá, pero solo para acercarse un poco más. El Krerr esperará a que tengas los ojos cerrados para atacarte, y la unica defensa que tienes contra él es mirarle fijamente.

El sinsentido

El horizonte es tan poco firme como el asfalto derretido por el vapor del infierno. El cielo es púrpura y a veces se apaga. No corre el viento, pero sí que se mueve el ambiente. Huele a nariz y el tacto es el propio de la piel. Cuando miro hacia el techo solamente veo el suelo, pero si miro hacia abajo puedo verme los pies. Sin embargo, nada de esto despierta tanto mi curiosidad como tu forma de ver las cosas. Vendería mi alma al herrero de las estrellas por pasar un día siendo tu ser, pero automáticamente dejaría de ser y mi trato con el herrero no tendría ningún sentido.